Regulación emocional

La regulación emocional consiste en la habilidad de gestionar adecuadamente los diferentes estados emocionales que experimentamos. Implica diferentes estrategias, tanto voluntarias como involuntarias, que van desde cambiar la perspectiva que se tiene acerca de una situación para reducir el grado de intensidad a transformar expresiones disfuncionales en otras más adaptativas.

ideas principales

La relevancia de la regulación emocional:

Desde que nacemos y a medida que nos vamos desarrollando aprendemos a regular nuestras emociones. Las diferencias de género y otros factores de socialización nos enseñan durante esos años qué emociones son aceptadas socialmente, y en nuestra experiencia queda guardado para qué las podemos usar o si hay alguien fuera atento a ellas.

Es esperable que las personas adultas posean una mayor capacidad de regulación emocional, sobre todo en emociones como la ira o la ansiedad. Sin embargo, no siempre podemos decir que gestionemos bien las emociones. Aunque entre dentro de la normalidad a veces dejarnos llevar totalmente por ellas y después arrepentirnos (o no), cuando resulta habitual que únicamente ellas estén al mando de una manera primitiva podemos hablar de un grave impacto negativo en el bienestar personal o incluso de enfermedad mental.

¿Qué consecuencias puede tener no modular adecuadamente las emociones?

Cada emoción cumple una función en uno mismo y su entorno. Exagerar o inhibir, tanto la expresión como la experiencia emocional nos hará perder un recurso clave de detección y comunicación. Por ejemplo, con emociones relacionadas con la ira o el miedo principalmente veremos afectadas nuestras relaciones sociales.

¿Por qué resulta complicado a veces?

Son muchos los factores que influyen y tienen sus raíces en el aprendizaje, la genética y el funcionamiento neuropsicológico. A veces la creencia de que las emociones negativas es algo que precisamente nos lleva a problemas, otras veces ocurre que hay una carencia de herramientas o una falta de campo de pruebas donde poder experimentar con ellas.

Regulación emocional

Cómo modificamos nuestras emociones

Podemos distinguir regulaciones al alza y regulaciones a la baja. Aquellas emociones que sean demasiado intensas y por tanto incapacitantes pueden reducirse en intensidad (por ejemplo, en un proceso de duelo una persona puede tratar de recordar momentos felices para regular a la baja su tristeza). Por el contrario, regular al alza busca amplificar la expresión o la vivencia de una emoción concreta para que cumpla mejor su función (por ejemplo, durante un desafío es necesario poder sentir un mínimo de ansiedad o emoción que nos prepare).

Además de amplificar o reducir, podemos tratar de interferir en nuestras emociones de dos modos: antes de sentir la emoción (lo que conocemos como regulación emocional centrada en el antecedente) o después de que haya dado comienzo la reacción emocional (regulación emocional centrada en la respuesta).

En la mayor parte de los casos el primer paso es la psicoeducación. Comenzando por lo más básico vemos la necesidad de conocer las diferentes emociones básicas y los matices que de ellas se van desprendiendo. Ser capaces de mirarnos hacia dentro y nombrar aquello que sentimos, encontrar palabras que recojan cómo nos encontramos y que nos permitan ser comprendidos por otro:

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