Los hombres no lloran: mitos y verdades
Las nuevas masculinidades, al igual que el feminismo, surgen como solución a un sistema de desigualdad, creencias limitantes erróneas y una sociedad patriarcal basada en constructos culturales que nos impiden avanzar.
Uno de los mitos más populares de nuestra sociedad y una de las frases más utilizadas por ambos sexos es que “los hombres no lloran”. ¿De dónde viene este pensamiento? ¿Qué base o sustento tiene esta creencia? Numerosas investigaciones científicas han demostrado que los hombres suelen tener muchas más dificultades para expresar sus emociones a los demás. Y es que el género es una construcción social basada en una educación de masculinidad tóxica, en la que los hombres sienten una gran presión por “ser fuertes” o no mostrar sentimientos porque se asocian a la fragilidad. Desde pequeños, los hombres han sido educados desde la creencia errónea de que tienen que ser competitivos o dominantes en los que el control y el poder ejercen un peso importante.
A medida que avanza su crecimiento, las reglas de masculinidad se van confirmando, obligando y acostumbrado a una represión emocional para evitar ser excluidos de un grupo social, un club o sus propios amigos que al mismo tiempo son opresores y víctimas. Esto provoca que su comportamiento se centre en no mostrar sus “debilidades” o sus apegos a sus diferentes seres queridos.
Ser conscientes de esta masculinidad tóxica es el primer escalón para luchar contra la autolimitación de emociones y aprender a sentirse más valorados y queridos porque todas las personas, independientemente de su género, tenemos las mismas necesidades básicas y deseamos sentirnos amados, independientes, seguros y vinculados. Los mitos y estereotipos sociales aprendidos e interiorizados a lo largo de la vida y heredados de generación en generación, lleva a los hombres a ser “poco emocionales”, ya que de lo contrario se cree falsamente que puede proyectar una imagen de “menos hombre por su vulnerabilidad y fragilidad”.
Según la masculinidad tradicional “un auténtico hombre” es aquel que no necesita atender su mundo emocional y en lugar de identificar, expresar y gestionar sus sentimientos con normalidad excepto algunos ámbitos y en excepciones como un partido de fútbol, ser emocional “es cosa de mujeres”, ¿Por qué en otras situaciones los hombres no muestran tus emociones tan abiertamente? Digamos que desde muy pequeños vamos aprendiendo, “aprendiendo a ser hombres” nos “desentrenamos” en percibir y reaccionar ante determinadas emociones, y cuando nos hacemos “mayores” sólo nos damos cuenta de que las emociones están y estaban ahí cuando se hacen tan intensas que explotan en forma de enfado, ira, tristeza, ansiedad…
Así como todo evoluciona, el concepto del hombre también cambia. Y actualmente, estamos aprendiendo otros modos de ver y de vivir con flexibilidad la masculinidad. Pasamos de una masculinidad tradicional, patriarcal y hegemónica a nuevas y diversas masculinidades. Los antiguos mitos como “los hombres no lloran” o “peleas como una niña”, estereotipos o comportamientos se empiezan a cuestionar y es que si todos tenemos las mismas necesidades, las sentimos de igual manera. Únicamente hay que saber escuchar cómo se manifiestan en ti, expresarlas y gestionarlas independientemente seas hombre o mujer.
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Aquí entra en juega la calidad y cantidad de sueño, la incapacidad para permanecer despierto y activo y otras experiencias durante el sueño.
Estos trastornos son multifactoriales, se producen por multitud de causas como factores psicológicos (estrés, ansiedad, depresión…), la edad (las personas mayores suelen tener más problemas para conciliar el sueño), biológicas (algunas enfermedades pueden causar alteraciones en el patrón de sueño), malos hábitos, consumo de tóxicos o estimulantes.
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La desigualdad de género supone un gran impedimento para alcanzar el bienestar de la sociedad ya muchas personas han sufrido consecuencias psicológicas que han mermado sus vidas. Promover la igualdad de género ayudará a progresar en todos los ámbitos. En definitiva, conseguir una sociedad más libre y más sana.
Si quieres disminuir las desigualdades de género, a continuación te contamos cómo hacerlo con pequeñas acciones del día a día.