Tratamiento de los

Problemas en las relaciones

Las personas nos necesitamos las unas a las otras y en mayor o menor medida vivimos en inter-relación. Es por ello que muchas personas consultan en terapia sobre problemas en las relaciones que tienen con los demás.

Tipos de

problemas en las relaciones

Ya sea por problemas en la pareja o el amor platónico, por el jefe o los compañeros de trabajo, por los familiares o los amigos… las relaciones son siempre complejas y pueden condicionar nuestra felicidad. El tratamiento psicológico puede ayudarnos a comprender mejor qué papeles desempeñamos con los demás, cómo nos influyen, qué herramientas tenemos y cuales podemos desarrollar. El objetivo es hacer que nuestra inter-dependencia sea una experiencia plena y satisfactoria.

En función del tipo de relación en el que nos centremos, encontramos:

  • Relaciones entre iguales (relaciones horizontales)
  • Relaciones jerárquicas (relaciones verticales)

Dependiendo del grado de severidad:

  • Dificultades en las relaciones.
  • Incapacidad para establecer vínculos sanos.
  • Trastorno de ansiedad social: Existe un temor muy elevado, generalizado y estable ante situaciones sociales como tener una conversación, ser observado o hacer algo ante otros. Hay una alta preocupación por cómo se actúa, qué síntomas se muestran y cómo son evaluados por los demás.

Aspectos

Subjetivos

Aunque no lo parezca, los problemas en las relaciones son experiencias habituales. Además, un criterio muy valorado para el pronóstico y la recuperación en el sufrimiento psicológico son las redes sociales de apoyo: Personas que presentan dificultades a la hora de generar vínculos saludables con familiares, amigos y parejas son más proclives a desarrollar problemas de ansiedad, depresión, autoestima, etc.

Existen diferentes señales que indican que una persona se siente o puede sentirse sola:

  • Abandono personal.
  • Tristeza o mal humor.
  • Abandono de rutinas básicas
  • No desear recibir ayuda o negar la ayuda.
  • Pérdida de contacto con el vecindario o con sus redes habituales.
  • Dejar de asistir a actividades o no verla durante un tiempo.
  • Aislamiento.

Por otro lado, determinados momentos vitales y situaciones son potenciales factores de riesgo:

  • Duelos: Divorcios, separaciones, nido vacío, pérdida de allegados…
  • Maternidad, paternidad.
  • Migraciones, mudanzas, cambios de lugar de residencia.
  • Enfermedad crónica o grave, diversidad funcional, ingresos hospitalarios recurrentes.
  • Jubilación, situación de desempleo, horarios que no permitan la conciliación, etc.
  • Cuidado a personas dependientes.

Además, son indicadores de soledad expresiones similares a las siguientes:

  • “No me siento parte de un grupo de amigos/as”.
  • “No me siento cercano/a a mi familia”.
  • “Desearía tener una relación romántica más satisfactoria”.
  • “No me siento parte de mi vecindario / barrio”.

Tratamiento:

Cómo las relaciones personales son tan variadas y el concepto es algo que abarca tantos aspectos es difícil establecer a priori un plan de acción. Sin embargo resulta efectivo analizar si existen sentimientos de soledad no deseada, estudiar cuales son las redes de apoyo, el conocimiento de recursos comunitarios de su entorno, una evaluación de las habilidades sociales de que dispone y una escucha activa sobre cómo los demás son percibidos.

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