8 señales que indican que es hora de ir a terapia de pareja
En terapia de pareja a veces arreglamos cosas no porque estén rotas, sino porque necesitan una puesta a punto. Como ya hemos comentado en algún momento y aunque siempre ayuden ejercicios para terapia de pareja, mantener una relación feliz a largo plazo no es fácil. La terapia de pareja no es el último cartucho al que agarrarnos como un clavo ardiendo: es una forma saludable de mantenimiento de la relación. A continuación compartimos 8 señales que indican que es hora de ir a terapia de pareja para que podáis comenzar a reconstruir vuestra intimidad.
Terapia de pareja
Cada vez más parejas deciden acudir a consulta de manera conjunta para solucionar sus problemas…
1) Estáis enganchados en la misma discusión.
El borrón y cuenta nueva es una idea estupenda, pero muchas veces nos cuesta llevarla a cabo. Muchas veces es el recuerdo lo que nos impide pasar página, otras veces resulta de una interacción que continúa ocurriendo. Por esto algunas parejas tienen la misma pelea una y otra vez. Hablar con un tercero neutral podría ser la única forma de resolver un problema recurrente.
Que un conflicto se exprese puede ser una oportunidad de cambio para construir una relación más fuerte y cercana, pero a menudo se necesita una perspectiva distinta que solo puede darse desde fuera de la pareja.
2) «No eres tú, soy yo».
Es uno de los mayores clichés que aparecen arraigados en la cultura popular. Desde sitcoms hasta monólogos, pasando por novelas y películas se nutren de esta frase. Sin embargo, aunque no la digamos así, nadie quiere escuchar cualquiera de sus variantes. Una de las razones por la cual no es si quiera adecuada se debe a que nunca se trata solo de una persona. Incluso cuando creemos que el problema es únicamente nuestro, olvidamos que estamos en permanente relación con los demás y nuestro mundo interno.
Inevitablemente cuando estamos en una relación de pareja traemos nuestras dudas e inseguridades individuales. Si tu situación tiene que ver con que no te sientes a gusto con la persona en la que te has convertido, es hora de obtener ayuda externa. Hacerlo como pareja puede ayudarte a ti y a tu pareja a trabajar como aliados. Al asumir parte de la responsabilidad de tu felicidad, tu pareja puede practicar estrategias de afrontamiento y aprender la mejor manera de apoyarte.
3) No estás contento con tu vida sexual.
Es frecuente que en relaciones de larga duración la pareja caiga en la rutina, especialmente en las relaciones sexo-afectivas. Sin embargo, que sea frecuente no quiere decir que sea saludable. Es importante que prestes atención a qué ocurre con tu deseo sexual: si estás pasando por un momento donde no lo encuentras o si sientes atracción por los demás. El segundo supuesto es un claro indicador de que algo está pasando en la relación de pareja que está encontrando su forma de expresarse ahí. Es hora de invertir tiempo, energía y creatividad en tu relación.
4) Cambios vitales y eventos importantes.
A lo largo de la vida nos encontramos con hitos que van marcando el camino. Un tipo de hitos tiene que ver con el ciclo familiar: la conformación de pareja, el principio de la convivencia, la llegada de hijos, su emancipación, la pérdida de familiares, etc. Otro tipo de hitos guardan relación con situaciones vitales: un ascenso en el trabajo, un aumento de la responsabilidad, cambio del lugar de residencia, una infidelidad, enfermedades y situaciones traumáticas, etc.
Es común que las parejas busquen terapia después de una situación difícil. Pero la terapia también es una forma inteligente de planificar con anticipación una transición estresante, como tener un hijo o comenzar una relación a larga distancia. Las relaciones son tensas en tiempos de cambio. Buscar ayuda antes de pasar por una transición les permite a las parejas anticiparse a los problemas y planificar una estrategia para resolverlos.
5) Obtienes más apoyo emocional fuera de tu relación que dentro.
Las relaciones son cada vez más complejas y con frecuencia esperamos que cubran todas nuestras necesidades. Como no debemos llegar a este extremo hemos de cultivar una red de apoyo exterior a nuestra pareja pero sin descuidar el interior; aunque no se le puede pedir absolutamente todo, la pareja tiene que ser una importante fuente de apoyo emocional y comprensión. Si dentro de tu relación no encuentras esa confianza y respeto no es saludable para nadie.
6) Tu pareja pide ir a terapia de pareja.
Como veíamos en el artículo sobre por qué mi pareja no quiere ir a terapia, expresar el deseo de empezar un proceso así activa muchas alertas y miedos en la otra persona. Igual que no nos preocupa ir al médico ante un esguince, la terapia de pareja no debe ser estigmatizada. Si tu pareja te plantea una terapia de pareja quiere decir que tiene el deseo de reparar lo que tiene, hacerlo más fuerte y crecer contigo. Aunque no es fácil en un primer momento, es muy conveniente verlo así.
7) Te tomas tu relación en serio.
Una relación de pareja tiene vida propia y necesita ser cuidada. Como con las plantas, necesitamos saber si estamos echando mucha o muy poca agua, si tiene mucha temperatura o pasa frío, qué abono es el más adecuado para cada época… Muchas respuestas podremos encontrarlas de manera intuitiva y a través del ensayo – error. Para aquellas cosas que se nos escapan está la terapia de pareja que confirma nuestro compromiso con una relación mejor. Se necesita tiempo, esfuerzo y dinero … y vale la pena. Una de las claves para tener una relación duradera consiste en aprender a crecer dentro de ella.
8) El “no sé qué me pasa”.
Con frecuencia los terapeutas nos encontramos con personas a las que les resulta difícil identificar qué está pasando, tanto dentro como fuera de la pareja, ya que a veces es difícil encontrar palabras. Cuando esto ocurre pueden aparecer sensaciones en el cuerpo. Desde las leves pero molestas (como un nudo en la garganta, estómago revuelto, pocas fuerzas para afrontar el día, tics musculares…) hasta aquellas de más peso como los síntomas relacionados con la ansiedad (insomnio – hipersomnia, sensación de ahogo, mareos frecuentes, sensación de desrealización, temblor, etc.).
Resulta tremendamente beneficioso aprender a detectar este tipo de señales más sutiles y a las que a menudo les restamos importancia. El “ya se me pasará” puede venir bien cuando resulta algo puntual, pero si nos encontramos con alguna sensación parecida de manera habitual, probablemente sea la forma que estamos encontrando de manifestar que algo tenemos que cambiar, reparar o mejorar.