Guía para viajar en pareja y disfrutar estas vacaciones
A estas alturas quizás ya tengas reserva en tu destino de vacaciones. Este periodo se nos presenta como algo muy necesario, deseado y lleno de momentos felices. Sin embargo al viajar en pareja a menudo nos encontramos con que también aparecen discusiones, estrés y expectativas no satisfechas. Las parejas a veces discuten mientras están de vacaciones porque descuidan uno de los aspectos que más importan: la gestión de las dificultades relacionales. Si no ponemos de nuestra parte, lo que comienza siendo una emocionante aventura puede convertirse en un foco de malos entendidos que arruine nuestros días libres.
El estrés, paradójicamente, cumple un papel importante cuando buscamos desestresarnos. Al viajar buscamos salir de la rutina que nos da seguridad, cambiar nuestros ritmos y experimentar sensaciones distintas. Esto hace que necesariamente haya cosas que escapan a nuestro control y sean difíciles de planificar. Si viajamos en pareja, la dificultad a veces se incrementa al tener que llegar a acuerdos. Los imprevistos que puedan surgir parece que tienen mayor peso: no es lo mismo perder la cartera de camino al trabajo que de viaje por el extranjero. Por último, a veces nos pesa vivir con la presión de tener unas “vacaciones de postal” – nada puede fallar lo más mínimo. A medida que surgen estos factores estresantes, es bastante común que las parejas proyecten frustraciones involuntariamente sobre su pareja.
Además del estrés, un viaje supone una cierta carga logística y de coordinación: Necesitamos planificar bien y comunicar mejor. Viajar tiende a resaltar los puntos débiles de comunicación de una pareja y, a menudo, vemos que los patrones típicos de comunicación ineficaz y los roles relacionales se vuelven más evidentes. Un ejemplo muy común es que un miembro de la pareja tienda más a improvisar y el otro a planificar. A priori no es bueno ni malo, de hecho puede resultar en un equilibrio muy beneficioso para la relación. No obstante también puede derivar en el llamado “juego de la culpa” si uno se siente más responsable que otro o las expectativas no concuerdan. Si añadimos la posibilidad de que las cosas no siempre salen como esperamos, más nos vale prevenir.
Salir sin estrés y con la logística adecuada no garantiza alcanzar tus expectativas. Si viajas en pareja, ten en cuenta las motivaciones, ya son lo que nos hace tomar una dirección u otra. Por ejemplo: un miembro busca desconectar por completo hasta alcanzar el electroencefalograma plano que lo aleje de las demandas laborales. El otro miembro, sin embargo, espera unos días románticos, buscando emoción, intimidad y conexión. Todas las expectativas, por excluyentes que parezcan, pueden combinarse si las dos personas ponen de su parte. Lo importante no es coincidir en todo, sino saber detectar las diferencias y cabalgar las discrepancias.
Terapia de pareja
Cada vez más parejas deciden acudir a consulta de manera conjunta para solucionar sus problemas…
Prepararse para los aspectos relacionales del viaje es tan importante como recordar los pasaportes o llevar ropa adecuada. Echa un vistazo a estas herramientas para prevenir y resolver las dificultades interpersonales que puedan surgir viajar en pareja:
1. Los viajes también estresan:
Cuanto antes nos deshagamos de la idea idílica asociada a las vacaciones, más disfrutaremos. Es importante tratar de mentalizarse de que a veces el equipaje se extravía, el atasco en la carretera es mayor de lo esperado, hace demasiado calor o incluso llueve. No alimentes las cosas pequeñas y no crecerán. Recuerda además que tu pareja es una aliada con la que superar estas adversidades, no la responsable de que esto ocurra.
2. Aún no podemos leer mentes:
Tener una conversación sobre cómo cada uno espera pasar estos días es crucial para prevenir los errores en la comunicación. Recuerda no dar por sentadas cosas como la comida, el alojamiento, el itinerario, las expectativas, etc. Si nos vemos envueltos en una situación tensa provocada por un malentendido, la mejor forma de empezar a resolverla suena así “disculpa si no me expresé bien, lo que quería…”.
3. Desconecta
Puede que estemos de vacaciones y nos hayamos ido lejos, pero una fuente importante de preocupaciones y estrés sigue muy cerca: Generalmente en nuestro bolso o bolsillo. El abuso del móvil y el acceso a noticias, correos, mensajes, etc. puede hacer que nuestros días de vacaciones se tuerzan. Como se ha convertido en un hábito tan arraigado resulta difícil desprendernos de él. Al viajar en pareja proponte metas realistas y si lo ves conveniente acuérdalas con tu pareja: 30 minutos al día de móvil, por la mañana o antes de acostarse, pueden ser más que suficientes. Todos tenemos derecho a desconectar.
4. Encuentra el momento adecuado:
Si estás a punto de viajar en pareja, o ya estáis fuera, no es el mejor momento para tratar de solucionar conflictos o dinámicas que llevan tiempo instauradas. A no ser que hablemos de problemas realmente graves, que las vacaciones sean un momento en el que pasamos tiempo ininterrumpido con nuestra pareja no significa que sea el momento adecuado para plantear las soluciones a vuestros problemas. Si te encuentras en una situación así, piensa que los problemas seguirán estando a la vuelta: es mejor abordarlos después de disfrutar unos días tranquilos. Si aún te queda un poco de tiempo antes de las vacaciones, intenta discutir el problema antes de iros y acepta volver al tema una vez que regreséis.
5. Unas vacaciones de vacaciones:
Aunque cada pareja diferente, cuando pasamos cada hora de cada día de cada semana con alguien es inevitable tener roces. No olvides dedicarte un poco de tiempo a solas. No es necesario pasar largas horas aislado, pero si tomarte pequeños momentos: darte un paseo, leer un rato, salir a correr por la tarde… Tener experiencias por separado estimula nuevas conversaciones, genera las ganas de reencontrarse y es muy necesario para la autorregulación.