Las nuevas masculinidades, al igual que el feminismo, surgen como solución a un sistema de desigualdad, creencias limitantes erróneas y una sociedad patriarcal basada en constructos culturales que nos impiden avanzar.
Uno de los mitos más populares de nuestra sociedad y una de las frases más utilizadas por ambos sexos es que “los hombres no lloran”. ¿De dónde viene este pensamiento? ¿Qué base o sustento tiene esta creencia? Numerosas investigaciones científicas han demostrado que los hombres suelen tener muchas más dificultades para expresar sus emociones a los demás. Y es que el género es una construcción social basada en una educación de masculinidad tóxica, en la que los hombres sienten una gran presión por “ser fuertes” o no mostrar sentimientos porque se asocian a la fragilidad. Desde pequeños, los hombres han sido educados desde la creencia errónea de que tienen que ser competitivos o dominantes en los que el control y el poder ejercen un peso importante.