¿Por qué mi pareja no quiere ir a terapia de pareja?
Con mucha frecuencia recibo llamadas diciéndome “estoy convencida de que nuestra relación necesita un empujón y que trabajemos en ella, pero mi pareja no quiere ir a terapia de pareja conmigo ¿Qué puedo hacer?»
Esto no nos resulta nada extraño para los que trabajamos en psicoterapia, sin embargo hay parejas que no encuentran la forma de saltar tal obstáculo. Cuando un miembro de la pareja sugiere ir a terapia, se dispara en el otro su señal de alarma: todo se llena de luces rojas, sirenas, un cartel de peligro y mucho miedo.
Cuando uno se encuentra con tanto miedo tiene poca capacidad de reacción y menos aún de reflexión, así que surgen pensamientos automáticos: “ni de broma hablo yo de mi relación con un extraño ¿cómo va a solucionar nuestros problemas? ¿qué puede hacer que no podamos hacer por nuestra cuenta? Además, ¿quién es ese terapeuta? ¿qué va a pensar de mí? ¿y si me dice que estoy equivocado? Nada, tú lo que tienes que hacer es dejar de hacer esto de lo que hablamos siempre y todo arreglado”.
Llegados a este punto suelen pasar dos cosas: La otra parte insiste en la conversación hasta generar una discusión donde se intercambian reproches o bien se da por imposible, dejando de hablar con mucha frustración y desánimo. En cualquiera de los dos casos, puede que te sientas un poco así.
En Dyadis, ofrecemos Terapia de Pareja en Atocha para ofrecerte la ayuda necesaria.
Terapia de pareja
Cada vez más parejas deciden acudir a consulta de manera conjunta para solucionar sus problemas…
Así que, ¿cómo hacer que tu pareja quiera ir a terapia contigo?
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Ante el miedo – tacto y cuidado:
Lo que hace saltar las alarmas en tu pareja cuando le dices que quieres que vaya a terapia de pareja contigo es el miedo. No podemos culparnos por sentirlo, debemos tenerlo en cuenta y prestar atención a lo que nos quiere decir. Puedes preguntar, en un buen momento, ¿qué te preocupa sobre ir a terapia de pareja? Imagina la siguiente conversación:
– A: No quiero que nadie me diga lo que hacer. Esto lo podemos arreglar por nuestra cuenta sin ayuda.
– B: Ojalá, pero llevamos mucho tiempo intentándolo y no lo terminamos de conseguir. Un punto de vista externo nos podría venir bien.
– A: ¿Cómo va a solucionar esta situación un desconocido?
– B: Vi su sitio web y está especializado en parejas como nosotros. Mira este enlace.
– A: Creo que es más sencillo que todo esto, ¡si en lugar de… hicieras… nuestros problemas desaparecerían!
– B: Tienes razón, tengo un papel importante en todo esto y necesito cambiar cosas, pero se necesitan dos personas para tener un conflicto, las mismas que para resolverlo. Es importante que cada uno pongamos nuestro grano de arena y veamos qué hacer para mejorar.
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Despierta su interés:
Puedes buscar un artículo, un vídeo o un podcast que hable sobre el tema y pedirle que le eche un vistazo. Puedes usarlo después para iniciar una conversación. Pregunta qué le pareció, qué le llamó la atención o qué le resultó más interesante. Trata de conseguir que se sienta con un cierto grado de conocimiento en el tema.
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Enfócate en los beneficios de ir a terapia de pareja:
Sin caer en el chantaje emocional, es importante que puedas resaltar lo feliz que te haría ir, lo mucho que demostraría que estáis haciendo un esfuerzo y te haría sentir de nuevo como un equipo que está junto en algo. Además seguro aprendéis nuevas habilidades y técnicas para disminuir las discusiones, sentiros más cerca, divertiros más, tener más intimidad, mejorar las relaciones sexuales, encontrar tranquilidad y estabilidad en casa, etc.
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Si las palabras “terapia de pareja” no entran, puedes utilizar otras:
Consulta, entrenamiento, asesoría, etc. A menudo se relaciona la terapia con la locura, y la terapia de pareja con personas profundamente tristes y preocupadas. Describe las sesiones como realmente son: entrenamiento en habilidades y técnicas de aprendizaje. En muchos casos se acepta con más facilidad la idea de entrenamiento, ya que nos habla de la pareja como un equipo que en un momento determinado necesita de un buen entrenador para sacar lo mejor.
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Plantea que pruebe sin compromiso:
Para ello, deja muy claro que no pasa nada si al final decide no continuar después de la primera visita. Es muy importante que se sienta libre de decidir si quiere o no comprometerse con el proceso terapéutico. Después de la primera sesión será mucho más fácil valorar si cree que le puede venir bien sin tener tanto miedo a lo desconocido. Además, con la primera sesión gratuita es difícil decir que no.
Estas ideas pueden ayudarte a hacer que tu pareja quiera ir a terapia contigo y motivarla para el cambio. Es normal que las ganas de empezar no sean iguales en ambos miembros de la pareja pero la terapia de pareja no puede ser nunca un castigo: requiere de un mínimo de voluntad por ambas partes.
Si tras intentar todo esto continúas recibiendo una negativa y es totalmente cierto que no estás seguro@ de querer continuar en la relación a no ser que obtengáis ayuda juntos, habla con claridad sobre lo importante que es para ti. Nunca uses este ultimátum como un farol o manipulación, y a ser posible encuentra otra forma de conseguir que de el paso. ¿Recuerdas el miedo y las alarmas de las que hablábamos antes?
Recuerda que cuando hay un conflicto en la relación, lo ideal es trabajar en terapia de pareja. Sin embargo, a veces la terapia individual puede ayudarte a tomar otra perspectiva, a valorar tus opciones, a gestionar la situación para evitar que te siga haciendo daño y a demostrar(te) que la terapia es algo que nos hace bien.