Aunque no lo parezca, los problemas en las relaciones son experiencias habituales. Además, un criterio muy valorado para el pronóstico y la recuperación en el sufrimiento psicológico son las redes sociales de apoyo: Personas que presentan dificultades a la hora de generar vínculos saludables con familiares, amigos y parejas son más proclives a desarrollar problemas de ansiedad, depresión, autoestima, etc.
Existen diferentes señales que indican que una persona se siente o puede sentirse sola:
- Abandono personal.
- Tristeza o mal humor.
- Abandono de rutinas básicas
- No desear recibir ayuda o negar la ayuda.
- Pérdida de contacto con el vecindario o con sus redes habituales.
- Dejar de asistir a actividades o no verla durante un tiempo.
- Aislamiento.
Por otro lado, determinados momentos vitales y situaciones son potenciales factores de riesgo:
- Duelos: Divorcios, separaciones, nido vacío, pérdida de allegados…
- Maternidad, paternidad.
- Migraciones, mudanzas, cambios de lugar de residencia.
- Enfermedad crónica o grave, diversidad funcional, ingresos hospitalarios recurrentes.
- Jubilación, situación de desempleo, horarios que no permitan la conciliación, etc.
- Cuidado a personas dependientes.
Además, son indicadores de soledad expresiones similares a las siguientes:
- “No me siento parte de un grupo de amigos/as”.
- “No me siento cercano/a a mi familia”.
- “Desearía tener una relación romántica más satisfactoria”.
- “No me siento parte de mi vecindario / barrio”.
Tratamiento:
Cómo las relaciones personales son tan variadas y el concepto es algo que abarca tantos aspectos es difícil establecer a priori un plan de acción. Sin embargo resulta efectivo analizar si existen sentimientos de soledad no deseada, estudiar cuales son las redes de apoyo, el conocimiento de recursos comunitarios de su entorno, una evaluación de las habilidades sociales de que dispone y una escucha activa sobre cómo los demás son percibidos.